Mantener un estilo de vida saludable (práctica de ejercicio físico + dieta equilibrada rica en vitaminas y minerales) nos ayuda a fortalecer el sistema inmune y a mejorar nuestro bienestar general.
¿Cuánto ejercicio diario es suficiente?
De acuerdo con el estudio publicado en el diario “Sport and Health Science”, el ejercicio beneficia al sistema inmune cuando su práctica es moderada, no en exceso. Lo ideal sería poder mantener, al menos tres veces a la semana, actividades aeróbicas y de fuerza/resistencia combinadas para un efecto mayor. La complementación con una dieta equilibrada más suplementación (si lo considera necesario), lo ayudara a obtener mejores beneficios.
Si bien es cierto que la práctica de ejercicio físico requiere tiempo, del cual no todos disponen, es importante que por lo menos 30 minutos, tres veces a la semana se salga a caminar. Lo importante, más allá del tipo de actividad que realicemos, es que nos mantengamos activos.
Tres beneficios de practicar ejercicio físico
- Ayuda a retardar los efectos de envejecimiento del sistema inmunológico: A medida que pasan los años, de forma natural, nuestro cuerpo comienza a envejecer. Uno de los efectos del envejecimiento es la disminución o desregulación del sistema inmune, llamado inmunosenesencia. Si bien es un proceso natural, puede retrasarse o moderarse con nuestro estilo de vida. Los suplementos ricos en colágeno, ideales en este proceso, ayudan a proteger las articulaciones y la calidad de los huesos. Su consumo, más la práctica de ejercicio, ayudarían a evitar el deterioro del sistema inmune.
- Contribuye a mantener una circulación sanguínea adecuada: La práctica de ejercicios aeróbicos (moderados) contribuyen en la salud cardiovascular y ayudan a mantener una circulación sanguínea adecuada. Esta ayuda en la circulación, moviliza células importantes del sistema inmunológico, por ejemplo, células T, citosinas, neutrófilos y entre otras. Esto permite que el cuerpo este más alerta y listo para luchar contra posibles infecciones, virus y bacterias. Por lo tanto, podemos decir que la práctica de ejercicio físico también cumple la función de antioxidante y antiinflamatorio.
- Quemar calorías y mantener la grasa corporal saludable: La obesidad crea un estado de inflamación, debido a la disminución de las proteínas antiinflamatorias. Según un estudio publicado por la Universidad de Cambridge, tanto la obesidad como otros estados de desnutrición, deterioran la función inmunológica.